A esta llego algo atrasado, pero da lo mismo.
El caso es que terminó una de las aberraciones noventeras que aún quedaba en pie: El Mostrador ya no cobra por sus contenidos. Es libre acceso.
Y además trae un equipo renovado, nuevo diseño y ganas de hacer ruido.
Partieron reventando el escándalo MinEduc-Contraloría (aunque nadie le dio crédito), contaron episodios incómodos de la cuasi-fusión Falabella-D&S, este lunes mostraron -con fotos- el sumario secreto completo de la investigación de Contraloría sobre el "desorden contable" en Educación, y hoy titulaban con la Corporación Santo Tomás y sus problemas bancarios, a raíz del escándalo Rocha.
Es decir, están apostando a los temas que nadie más lleva.
Están saliendo a recuperar el tiempo perdido. A recuperar la relevancia y los lectores que lograron en su época de oro, cuando golpeaban día a día con el caso Pinochet.
Pero los tiempos han cambiado.
En esa época parecían ser un diario generalista, y para destacar les bastaba con ser independientes y rápidos, llegar antes.
Hoy lo básico es que, como dice Darío Gallo, "un diario en internet no debe ser un diario". Tratar de ser generalista (igualando lo que los demás tienen) es absurdo.
Hoy los sitios ganan cuando lograr acaparar un pedazo de la torta de las conversaciones diarias: la de las oficinas, sobremesas, blogs, links, la de las otras salas de prensa, etc.
Y para ello es clave ser focalizado y diferente: poco pero imprescindible.
Creo que una fórmula interesante -aunque infinitamente arbitraria- para orientar la propuesta de un medio online como éste, de modo de guardar energía para el material propio, podría ser:
- 33% de reporteo propio: lo que nadie más tiene. Lo exclusivo. La conversación que el sitio propone.
- 33% de central de blogs y columnas: con lo mejor de la conversación que ocurre al margen -o en el margen- de los medios tradicionales
- y 33% de seleccionar y linkear a lo mejor de los medios tradicionales cada día: a lo que no hay que dejar de leer.
Nunca deja de impresionarme que ningún diario online haga bien esto último. Es tan fácil y sería automáticamente imprescindible. ¿Cómo no va a ser un gran servicio que me indiquen qué diario (chileno o extranjero) tiene la mejor cobertura de la crisis Colombia-Venezuela? ¿O qué diario tiene la mejor nota hoy sobre la Provoste? ¿O donde está la nota menos insufrible sobre Spitzer?
Demás está decir que, si hago bien esto, no necesito desenfocarme ni perder el tiempo ni aburrir al lector con mi propio artículo sobre la misma noticia.
El 1% restante lo dejaría para los "commodities" de un medio online: actualización minuto a minuto, servicios, etc. (a menos que realmente se quisiera agregar valor en los servicios).
El Mostrador es una marca desgastada, pero aún valiosa. Si mejoran algunos aspectos técnicos, la usabilidad y el atractivo visual, tienen una gran oportunidad porque -¡incluso después de 7 años!- nadie ha ocupado ese espacio. Casi no tienen competencia. Y estamos hambrientos de leer cosas distintas.
Suerte, entonces, al nuevo El Mostrador.