"En la era de la web", dice Scott Karp, "los influenciadores no son necesariamente la gente con más contactos, o los que monopolizan canales de distribución (como diarios, por ejemplo), sino la gente que usa la fuerza más poderosa de la web: el link".
Los periodistas tradicionales han perdido enorme influencia. No porque sean muchos, como sugiere el Colegio de Periodistas, sino porque, como dice Karp, no linkean a nada. Porque la mayoría está encerrado en medios que temen "mandar al lector a otro lado".
Algunos profesionales jóvenes, demasiado pocos aún, (Arturo, Miguel, Angélica, Montserrat, Jorge, por nombrar algunos) están construyendo marcas propias y generando valor, apoyados en ese aliado: el link. Sus blogs te refieren a otros blogs y a otras fuentes. Es decir, estimulan una conversación que va más allá de sus ombligos, con mirada propia y foco.
En un tiempo de crisis del periodismo, en que muchos cuestionan el sentido mismo del oficio, esta experimentación y apertura son un paso importantísimo. La web se trata de conectividad. Por eso, el simple acto de referir personas o contenidos es una manera de configurar un mundo. Y eso es recuperar influencia.