21 de septiembre de 2007

¿Diarios prepagados? Mmm... mejor diarios gratis

bip diarios

El londinense Evening Standard lanzó ayer una tarjeta de prepago (tipo Bip!), para vender diarios desde dispensadores en el metro, sin monedas y a un precio rebajado.

La tarjeta se recarga en internet y además ofrece promociones: puntos, canciones ITunes gratis, etc. Antes ya había propuesto algo así The Sun.

La idea, tal cual, es aparatosa y del todo impracticable acá.

Pero podría adaptarse.

Usando la tarjeta Bip! para comprar -digamos- LUN en dispensadores en el metro y por qué no, en paraderos y dentro de las micros, en buses y metrotrenes, en hospitales y clínicas, al paso en bencineras y estacionamientos, en escuelas al dejar a los niños, y en cientos de lugares triviales e insólitos, céntricos y periféricos.

El diario -me refiero al amasijo de papel- es hoy más que nunca un asunto de "oportunidad de encuentro".

Las noticias -los contenidos- están en todos lados. La oportunidad de encuentro fácil con el papel, no.

Pero incluso eso ya no será suficiente.

image El Evening Standard justifica su tarjeta diciendo que nos movemos hacia un mundo "cashless" (sin dinero en efectivo). Se quedan cortos. El mundo de los medios offline terminará adoptando sí o sí la lógica de la web: GRATIS.

Y ojo: es una buena noticia. Como dice Jarvis -a propósito del cierre del TimesSelect del NYT*, "el costo de cobrar por contenidos es demasiado alto":

Es el vínculo lo que tiene valor. Es el vínculo (con la audiencia) lo rentable, no el control de los contenidos o de la distribución. Esa es la moraleja esencial de la historia de internet para los medios.

Entregar el diario gratis, cuando y donde la gente lo necesite, hace rato es un gran negocio. Pero lo será aún más radicalmente.

A los diarios pagados les conviene estar atentos y actuar rápido. Antes que aparezca alguien y despierte a la gente de la cómoda falacia "diario gratis = diario penca".

*Lo que me recuerda esa estulticia incomprensible y absurda que es El Mostrador.cl pagado.

10 de septiembre de 2007

La Concierto y la nueva economía de los medios

image Radio Concierto (88.5) está en proceso de reinvención. Algunos dirán de demolición, pero yo miraría las cosas con más cuidado.

La radio cortó de golpe la mayoría de sus programas. Hace una semana estrenaron nuevo slogan: “Presente en tu memoria”, y una continuidad que juega con íconos de la cultura pop ochentera (el “soapizza” de Hermógenes Conache, y frases con spots clásicos y películas).

Todo en línea con su nueva apuesta musical: una fórmula mucho más inclusiva, en base a hits de los ‘80 y principios de los ’90. Una arena musical más amplia en la que batallan –con importantes matices- un buen puñado de emisoras: Universo, Play, X, Club, Activa, entre varias otras.

En simple, una apuesta por salir a disputar un mercado más masivo, abandonando a la parte más vanguardista de su audiencia.

Los cambios coinciden con el cierre de la compra de Iberoamerican por parte de Prisa. Y ahora, también con la salida de su agudo e imaginativo director de radios, Javier Sanfeliú.

Pero también con un período de desgaste y bajas sostenidas de audiencia en Concierto, asociado a un entorno más competitivo y complejo: muchas radios nuevas compitiendo agresivamente por el mismo botín (adultos de 25 a 45 de segmentos altos), y la fuerte penetración de otras maneras de escuchar música (mp3, ipods, etc).

Como sea, Concierto es una gran marca. Su desafío, bajo la batuta de Sergio Fortuño y su directora Natalia del Campo -dos cabezas potentes- será armar una propuesta programática consistente con ese activo, pero con una personalidad nueva y definida.

En un escenario tan saturado como éste, la diferenciación es clave. Y, hacer una radio masiva no significa un diseño menos sofisticado.

No sabemos con qué saldrán.

Lo que sí sabemos es que este caso muestra claramente las limitaciones de la economía de los medios tradicionales.

Un conglomerado de varias radios permite considerables economías de escala. Pero aún así, las radios abiertas no se pueden dar el lujo de perder su vocación masiva. Se puede ser muy segmentado –más bien, se debe serlo-, pero en el dial no se puede abandonar la mayor inclusividad posible.

El modelo de negocios simplemente no da.

Pero ojo. Lo que es un límite para las radios tradicionales, será sin duda una oportunidad para nuevas iniciativas. Hace unos años, los públicos que la radio tradicional no podía satisfacer quedaban huérfanos y haciendo pucheros.

Hoy son espacios que quedan libres para proyectos independientes -o no- que pueden funcionar con estructuras más livianas, como podcasts o radios online.

No creo que esperemos mucho para que se llene este espacio. ¿Quién se atreve primero?