7 de mayo de 2007

¿MURDOCH DE COMPRAS POR AMÉRICA LATINA?

Es sólo una idea. Al menos por ahora. Ruperto Murdoch, nos informan, está más preocupado de conseguir un nuevo juguete: Dow Jones y el Wall Street Journal. Pero hagamos un poco de “media ficción”.

A Murdoch le fascinan los diarios y le gustan las grandes marcas. Compra medios para hacer muy buenos negocios y para aumentar su colosal influencia política. Opera con una lógica transnacional desde mucho antes de que escucháramos la palabra “globalización”. Y lo más notable, es reconocidamente de los pocos magnates que, habiendo hecho su fortuna en los medios tradicionales, posee una visión muy de punta en nuevos medios.

Con estos antecedentes, ¿qué pasaría si don Ruperto se viniera a dar una vuelta al barrio, silbando y haciendo tintinear las monedas en sus bolsillos?

Pienso que se fijaría en los grandes diarios latinoamericanos.

  • Tienen marcas sólidas y prestigiosas.
  • Tienen, agregadamente, una masa considerable de lectores.
  • Tienen una posición sólida en los mercados publicitarios de sus países –tal como funcionan hoy.
  • Son aún altamente rentables.

Sin embargo…

  • Son elefantes con costos de operación elevadísimos.
  • Están enfrentando entornos cada vez más competitivos, que reducen sus márgenes.
  • Están fuertemente orientados –e identificados- con el papel.
  • Sus modelos de negocio online están aún en pañales.

Más de alguien podría pensar que el futuro del negocio, actualmente saludable, en el largo plazo podría ser incierto.

Para los oídos de Murdoch, en cambio, esto sería música: mercados accesibles, desafíos de largo plazo, oportunidades de negocio e influencia (hiper-local y en la periferia, pero influencia al fin), y aumentar los puntos de su red global de contenidos.

(Está el pequeño inconveniente de la restricción a la propiedad medial a extranjeros, pero me imagino que cuando uno realmente quiere vender, eso se arregla con algunos abogados).

Murdoch ofreció US$5.5 mil millones para que la familia Bancroft le venda Dow Jones, compañía que poseen hace más de cien años. Esa oferta equivale a un premium de 65% sobre lo que valía cada cada acción al momento de hacer la oferta. Nadie puede decir que está blufeando. Llegado el momento, me pregunto ¿qué harían las familias que controlan los diarios más importantes de Chile y Latinoamérica si un magnate global les ofreciera “una oferta que no se puede rechazar”?

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